martes, 11 de noviembre de 2008

Una mano amiga por el amor de Dios.

Señoras y señores, no estoy loco no. Resulta que durante el fin de semana, muy intenso por cierto, he tenido experiencias que jamás había tenido.

Ha habido muchas cosas positivas y otras no tanto, sorpresas que te dejan meditando, reflexionando sobre uno mismo y sobre quien tienes delante. Se pone en marcha toda carga de empatía y ves en una mirada, en una sola mirada más de lo que quisieras ver, o no ver.

La cuestión es que me he visto a mi mismo sobre un escenario con algunos compañeros y compañeras, y justamente he ido a caer junto a una de las personas que realmente aprecio, apreciamos... y nada, en un momtno y sin pensar nos dimos la mano. Ambos nerviosos pero allí estábamos los dos.

¿La dislexia...? pues premio, la dislexia fué un premio.

Como diría uno de mis personajes favoritos "... Madre del amor hermoso y del astracán" cuanto queda por hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Pues queda todo por hacer! Y, aunque a veces el aliento parece querer abandonarnos en esta dura tarea que nosotros mismos nos hemos marcado, habiendo personas que puedan compartir "estos" momentos, realmente, la carrera que tenemos por delante no puede tener otra meta que la victoria definitiva, la VICTORIA DE LA DISLEXIA!

¡Un abrazo desde Canarias a los compañeros de Valencia!