
Cuando era niño y me mandaban a hacer mis primeros recados, una de las cosas que más me angustiaba era llevar bien el cambio de vuelta a casa, cosa que no siempre resultaba bien. Recuerdo al tendero que posiblemente era mas disléxico que yo pero que no cometía errores aleatorios, es curioso...
Hoy día he de reconocer que los euros me han complicado la vida. Aver, una de cincuenta y una de veinte son setenta... y esta parece de diez, no, esto es un duro de los antiguos, esta si es de veinte, pues eso treinta. No, me he equivocado son ciuncuenta veinte y veinte, asi que... me he liado. ¡Con lo fácil que era antes!
1 comentario:
Manuel: eso, además de dislexia parece discalculia
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