miércoles, 23 de enero de 2008

La responsabilidad de ser disléxico.

Ultimamente me ha dado por "jugar" con las herramientas de las que disponemos en Internet y me ha sorprendido ver la cantidad de visitas que reciben mis Blogs. Incluso desde Perú.

Esto me conmueve profundamente y me hace recapacitar en mi responsabilidad. Muchas veces soy vehemente y en otras meto la pata. En ocasiones me equivoco al tratar algún tema, como cualquier ser humano pero quiero garantizar que lo que aquí se manifiesta es exclusivamente personal, y sobre todo honesto.




Mi Blog surge de la necesidad de soltar lo que llevo dentro, mis alegrías y pesares como ser humano, mis problemas como disléxico y mis preocupaciones como padre. Así, que entorno a estas cuestiones, encontrarás cualquier cosa posible pero sujeta a mi criterio personal.

La dislexia está ligada a mi vida. Es, como ya he comentado en algún Post, es un amigo invisible que te cuchuichea cuando no debe, te distrae de las cosas y de cuando en cuando te pone la zancadilla. Además sopla sobre tu memoria pasándo algunas páginas sin que tú lo desees.

Como padre, me preocupa el bienestar de mis hijos en el futuro, que puedan valerse y afrontar nuevos retos. Estoy convencido que lo harán mejor que nosotros...

En los años 60, todo esto de la dislexia no se vivía, mis padres jamás se preocuparon por esta dificultad específica, tenían otros problemas diferentes a los que hoy vivimos. Y esta es la cuestión, ya no estamos en los 60, por lo que no entiendo como es posible que surjan asociaciones, federaciones, se den jornadas y charlas... cuando este problema, y no me refiero a la dislexia, debería estar solucionado.

¿Cómo es posible que a una persona se le esté poniendo pegas para aprender? ...y lo más increhíble... ¿Cómo es que se pone en duda la dislexia en pleno siglo XXI...?

Tenemos que ponernos las pilas para poder dejar de sentir verguenza por nuestra ineficacia como hombres y mujeres de una sociedad "avanzada".

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*Gracias a todos por vuestor interés. Desde Bilbao a Barcelona pasando por Madrid. Desde Cullera y Gandía hasta Lima, Perú, pasando por San Cristobal de la Laguna. A todos, gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llevo unos días leyéndote, fruto de mi inquietud hacia la dislexia. En estos momentos han diagnosticado una dislexia a mi hijo mayor (12 años) y creo que sus hermanos (de 10 y 8 años) tienen también, por lo que no tardaremos en hacerles los test para ver la profundidad y a qué aspectos afecta concretamente. Como madre estoy asistiendo al drama que tu cuentas: niños trabajadores y brillantes enfrentados día a día a su fracaso. Los griegos establecían terribles castigos en el infierno: Sísifo, por ejemplo, debía subir a lo alto de una montaa una gran piedra que, llegada a la cima rodaba ladera abajo haciendo inútil su esfuerzo. Y vuelta a empezar, una y otra vez. A mis hijos les asa algo igual: tras trabajar un tiempo exagerado en sus deberes, un profesor les dice: que vago eres! no te da verguenza desperdiciar así toda tu capacidad?.
Recién enfrento el problema pero veo que me aguardan, como madre, más de cuatro batallas y agradezco a gente como tu que escriba y haga partícipes a gente como yo de lo más valioso que tiene un ser humano: la experiencia propia. Un beso y ánimo con el blog, que muchos somos quienes en silencio o explícitamente te agradecemos tus palabras