Bueno, pues eso, que tenemos la dislexia de vacaciones, que ahora no existen agobios, ni estrés, ni tan siquiera un mal recuerdo de las malas notas que hemos tenido. La mitad suspendidas y la otra mitad casi.
Estamos descansando de las clases, de los profesores y de la dislexia también, ya que ahora no leemos ni "na de na".
Hemos visto las fallas, una buena cremá, y castells, y mascletáes. También la Semana Santa, esas procesiones tan interesantes desde la calle Jaime III, junto al bar donde hacen la mejor ensaladilla rusa del mundo, el Bar Bosch. Hemos visto el mundo desde el Puig del Monasterio de San Salvador y más, mucho más. Hemos recorrido en motocicleta, mil lugares de ensueño pero... todo llega a su fin.
Nos queda de aquí en adelante un trimestre duro, recuperar y recuperar, y desesperarnos, viendo que nuestro tremendo esfuerzo no vale una mierda para sacarnos del agujero donde nos hemos metido sin darnos cuenta. Eso si, los papás presionando, que para eso están.
miércoles, 26 de marzo de 2008
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