martes, 25 de junio de 2013

A tortazos con el lenguaje.


Es una de las facetas que vivimos las personas con dislexia. Estamos siempre a tortazos con el lenguaje pero, de cuando en cuando es el lenguaje el que nos da tortazos a nosotros.

Y qué tortazos, y encima nos dicen trastornados. Muchos, utilizan la palabra trastorno para definir aquello que nos pasa, es decir, para hablar de nuestras dificultades con el lenguaje, con los números, con nuestra memoria e inseguridades, con muchas de las cosas que nos rodean.

Incluso desde entidades serias como puede ser la Generalitat Valenciana, o la Comisión de Preinscripción Universitaria, tratan de minusválidos a aquellos personas "distintas", que tienen una discapacidad. Y digo tienen ya que no son discapacitados, son personas sobre cualquier otra cosa. Igual que no tenemos un trastorno, somos personas con dificultades en el ámbito de la lecto-escritura.

Y tener que tolerar estas cosas...

Coño, no entiendo que se persista en el error. Es como la historia del burro, que siempre tropezaba en el pedrusco que tenía delante. Y esto acabará pasando factura. De momento quedamos en ridículo.

Igual que no podemops callar ante la imbecilidad, tampoco podemos hacerlo ante la ignorancia, y pese a que en algún DSM IV podamos leer que las dificultades de aprendizaje están y conviven con la bipolaridad y otras... tenemos que alejarnos de la idea de que es el Sol el que da vueltas alrededor de la Tierra y avanzar un poco.

¿Quién es el imbécil que no se quiere entar? ¿Y porqué?   

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