Carta a Melchor, a Gaspar, y a Baltasar.

Si de algo se me puede acusar, es de haber sido fiel a los Tres Reyes Magos de Orienrte. Son parte de la impronta que la sociedad nos deja como elementos de ese proceso de aprendizaje social...

Bueno, la cuestión es que yo tambien he transmitido esto a mis hijos sin poder evitarlo, y ya que no soy creyente, le he dado una dimensión humana distinta de la que pudiera dar otra persona, pero no diferente en esencia.

Incienso, mirra y oro para todos, buenos deseos y buena voluntad. De todos modos siempre he tenido el problema de situarme en estas fechas tan señaladas. Nochebuena, Nochevieja, Navidad, Reyes, se mezclaban en mi cabeza y nunca he sabido que venía primero ni qué después. No es ninguna charrada.

Como regla nemotécnica, algún villancico, pero poco más, ya que pese a todo se me mezclaban los días y se me han seguido mezclando hasta hoy mismo. Nochevieja la del 24, y Navidad... de día o de noche... ¡qué lata!

Respecto al día de los Reyes Magos, quizá por su dimensión mágica y por estar algo separado del conjunto de días festivos ha tenido, aún más si cabe, su propio sentido dentro de la complejidad de mi dislexia.


Queridos reyes magos:

Deseo que ningún Ser Humano se averguence jamás por no saber en que día vive. Que no tenga que dar explicaciones de cual es su problema respecto a esto.

También que iluminéis a las personas que no tienen dislexia para que se puedan, por increhible que sea, darse cuenta de qué es lo que nos sucede.

Por último deseo, que a los políticos, técnicos, profesores, padres y madres, psicólogos, logopedas, neurologos... creo que lo dejo aquí pues la lista incluye tambien a los Reyes de España, a la policia, al tendero que me mira mal, a la vecina del quinto y a un millon de personas más. Por último, digo: que no somos diferentes de ellos y que precisamente en la dislexia, podemos encontrar verdaderas riquezas personales que revertirán a la sociedad si todos colaboramos un poco. Oro, incienso, y la roja mirra.