jueves, 15 de enero de 2009

No seamos ingénuos, esto acaba de comenzar.



El problema que tenemos en este país con la dislexia, no empieza y acaba en el ámbito académico. No creamos que por tener una L.O.E. en condiciones se acaba todo. Nuestra lucha debe de ir más allá.

Somos muchos los adultos que, con dislexia, hemos comenzado de niños en la escuela y hoy día estamos en el grado más alto del ámbito académico. Otros, respecto al terreno profesional estamos en puestos de responsabilidad, y también otros, llevamos nuestras empresas, etc. Quiero decir que pese a todo estamos ahí, haciendo lo que toca. Con más esfuerzo que otros cabría añadir.

Una gran mayoría de personas de mucha valía quedaron a un lado y a otro del camino por puro agotamiento, no se supo como ofrecerles los medios adecuados para mejorar.

La cuestión es, que para las personas con dislexia no es un objetivo prioritario acabar como doctores, sin embargo, vamos a seguir siendo disléxicos hasta el fin de nuestros días.

Todos aquellos que deseen acceder a un puesto de trabajo tendrán que hacer exámenes, se tendrán que enfrentar a injusticias en las que la falta de habilidad en la lectura y escritura los condicionarán enormemente. Esto no debe de quedar sin atender en el periodo escolar.

Para un puesto de subalterno se deberá de realizar una oposición, por supuesto a base de leer y escribir. ¿Cuantas puertas se nos cerrarán siendo que aportamos tanto como un ciudadano normolector? ¿No pagamos impuestos?

No se trata de presentar el carnét del disléxico para que nos traten "mejor", se trata de que de algún modo se preste atención a la diversidad y se valore mejor, de otro modo el valor de cada persona.

La cuestión siempre surge: ¡...hombre, no vamos a hacer al niño un examen diferente...! ¿Y por qué no, imbécil?

*Nota: Al referirme a "Robado a Forges" en la viñeta, me refiero que he tomado su dibujo de Internet, el texto es de un servidor.

2 comentarios:

Diamante dijo...

Ahí está! "¿y por qué no?, imbécil"

Manuel, esbama dijo...

Me sabía francamente mal utilizar la palabra imbécil. Pensaba que alguien podía interpretar, "imbécil", como un insulto cuando realmente no lo es. Ahora me alegro ya que realmente, la imbecilidad de muchas personas es el mayor problema de una gran cantidad de disléxicos.