lunes, 25 de enero de 2010

Promesas, promesas, promesas...

Todos prometen y prometen, es como aquello del que en su fuero interno deseaba dejar de fumar pero no deseaba pagar el precio por hacerlo. Prometo dejar de fumar, lo prometo... mañana ya no me compro tabaco.

Los partidos políticos, el gobierno, nos ha impuesto a muchos un nuevo hábito, el de no fumar. En mi caso ya con casi tres años de abstinencia total. Y es que no deseaba pasar el estado de ansiedad entre cigarrillo permitido y cigarrillo permitido, ya que pasaban horas entre ambos estados permisivos. Vamos que lo pasaba mal.

Mal lo pasan los niños con dislexia. Menudo estado de ansiedad, y para eso no existen leyes; están paradas o están olvidadas en un cajón, y si esisten, pues... no se confeccionan los reglamentos, que son los pilares en los que se basan las leyes... osea, mal, muy mal. La cuestión nos hemos enfrentado al tabaquismo y no hacemos nada contra el trato inadecuado y la falta de alternativas de nuestros hijos en las aulas, o fuera de ellas.

Algunos profesores de secundaria, y podría dar nombre y apellidos, se niegan a reconocer el problema, alguno por ingorarlo, ¡qué burro!, y algún otro por estar fuera de sus atribuciones. Otros, heroicamente, ponen todo y más de su parte pero carecen de medios para poner en marcha alternativas y al final todos nos quejamos del enorme fracaso escolar.

Señores, pues que no fumen está bien pero, que atiendan también a otras cuestiones tan relevantes como los inconvenientes que puede causar el tabaco. Estrés, imsomnio, baja autoestima, perturbaciones en la alimentación, ansiedad, miedo, fracaso escolar, un futuro negro, tan negro como mis pulmones. Tendremos que elegir.

3 comentarios:

Jambo Bwana dijo...

Manuel:

¡Sencillamente genial!
Es una observación muy apropiada tras la conversación que mantuvimos el sábado.
¡Ah, y una gran alegría poder volver a leerte!

Anónimo dijo...

Es terrible que no queramos ayudar a niños con dificultades de aprendizaje por reglas tontas de la educción de muchos paises. Cada ser humano aprende diferente y la labor del maestro es enseñarles de la forma adecuada en cada caso. Trabajemos juntos por una sociedad con iguales oportunidades, muchos niños con dislexia, si no son ayudados, estan condenados al fracaso en sus vidas, todos podemos ayudar.

Anónimo dijo...

Que razon tienes ...