viernes, 19 de noviembre de 2010

Aznar no es disléxico.


Almenos eso es lo que dijo Javier Mariscal queriendo dar un tono de humor a un comentario en una jorda sobre dislexia en Bilbao.

Esta noticia de que Aznar no es disléxico, me ha hecho pensar en todos aquellos que, como el ex-presidente, no son disléxicos, es decir, un altísimo porcentaje de personas que leen y escriben adecuadamente, que no tienen problemas para serializar los días de la semana y que tratan con matemática normalidad en sus mentes, los meses, lo años, las horas...

Mariscal no, está claro, pero esa no es la noticia, entiendo, la noticia es: que pese a las dificultades que nos plantea la dislexia se llega... Señores, Mariscal es, junto con otros pocos, una excepción. Los disléxicos estamos condenados a sufrir, sufrir, sufrir y sufrir, simplemente por esa falta de habilidad para ciertas cosas. Por otro lado, pagamos lo que nos toca, me refiero a impuestos, votamos, vamos a la carcel, enfermamos, y nos morimos como cualquier otra persona semejante a Aznar.

Si esto es así, a excepción de aquello en lo que no podemos dar solución; vamos como el que no ve bien y necesita gafas, ¿no se nos debería de permitir adquirir conocimientos por otros medios que no fuesen la lectura y la escritura?, ¿no deberíamos de rebelarnos y exigir lo que es nuestro, el derecho a aprender en condiciones adecuadas?. ¿Romper esa "suerte" de algunos y llegar como otros muchos, o mejor dicho junto a otros muchos?

No penséis que por ser disléxicos váis a tener las mismas oportunidades que Javier, no. Váis a tener que luchar, y partiros la cara por un puto aprobado de mierda en el que os habéis dejado la piel, los ojos y el celebro. Eso, si no os machacan con aquello de que "sós un peerrro"...
Suerte.

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